Con sufrimiento acabó sumando un punto el Sabadell en el Municipal de la Feixa Llarga tras ofrecer dos caras diametralmente opuestas. Una primera media hora de total mando arlequinado, con gol de Marc Fernández de penalti, dio paso a ‘otro’ partido de absoluta iniciativa ribereña que culminó con el empate y varias ocasiones para el conjunto de Martí Cifuentes. El buen arranque del equipo de los de Miguel Alvarez se reflejó en varias llegadas al área de Aulestia sembrando el desconcierto en la zaga local. Manel, Bruno y Eloy Gila se mostraron incordiantes aunque sin finalizar. En el minuto 22, una caída de Eloy ante Miki en el área supuso la pena máxima que Marc, tomando la responsabilidad pese a su error en La Pobla, transformó en el 0-1 engañando perfectamente a Aulestia. El partido estaba donde quería un Sabadell dominador y superior. Sin embargo, de pronto desapareció como por arte de magia. Perdió el balón y el control. El Hospi salió de su letargo y empezó a crear peligro. El travesaño y Alcañiz bajo palos impidieron la igualada antes del descanso. Lejos de reaccionar, el Sabadell aún salió peor en la reanudación. Y pronto recibió el castigo con el tanto de Miki Muñoz, culminando con comodidad una acción muy mal defendida. Todo eran facilidades y Craviotto fue providencial esta vez con una sensacional intervención, recordando sus buenos tiempos en el Municipal ribereño. El 2-1 merodeó varias veces en los peores momentos del Sabadell en el partido y quizá en esta Liga. Los cambios de Alvarez, con la irrupción de Osado y Batanero, dieron aire y en los últimos 20 minutos volvió a equilibrarse el choque, entrando en un correcalles sin control. Pastells creó peligro en un par de internadas y un cabezazo de Osado se marchó alto. Al final, absurda expulsión de Bruno por doble amonestación que enfadó a su técnico y alivio cuando pitó el colegiado tras otro enorme susto en una falta. El Sabadell sumó su tercera salida consecutiva sin perder, sin duda la lectura más positiva. Ahora toca refrendarlo con una victoria en la Creu Alta frente al Olot.
